Curso de respiración y relajación

Observar para Identificar y Evolucionar

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Observar para Identificar y Evolucionar,

Observar cómo respiramos, qué hábitos posturales tenemos y cómo nos alimentamos es el primer paso para alcanzar la conciencia de qué queremos y cómo lo queremos, es decir:

Observar es el primer paso para identificar y evolucionar.

Cuando estás nervioso o angustiado o te sientes víctima de las circunstancias: impotente, solo, infravalorado, inseguro, desconcertado etc., ¿te has parado a observar dónde tienes tu respiración?

¿En el pecho, en la barriga, o ni siquiera tienes consciencia de ella? ¿Sabes cómo colocas tus tobillos, rodillas, caderas y hombros? Una continua y comprometida observación de todo esto te dará las pautas para superar momentos complicados. Os voy a exponer un caso como ejemplo:

«Mercedes es una joven ejecutiva de unos 30 años que trabaja como directora de grandes cuentas en una multinacional. En cuanto llega a casa, a eso de las 10 de la noche, siempre se siente muy cansada y con dolores de espalda. Se mira al espejo y observa que tiene los tobillos mirando hacia dentro como si se quisieran saludar entre ellos dos, y las rodillas tres cuartos de lo mismo.

Al sentarse en el sofá se da cuenta de que hunde las caderas y de rebote, las costillas y el diafragma le aplastan el estómago e intestinos, impidiéndole buenas digestiones y debilitando sus lumbares. Todo esto hace que sus hombros estén echados hacia delante en un gesto de autoprotección. Toda ella, le dice su cuerpo, esta replegada sobre sí misma como un caracol.

En algún lugar ha leído que vivir encerrada/o sobre sí misma/o responde a una manera de vivir bajo estrés crónico y ello provoca que la respiración sea corta, rápida y por lo tanto no pase del plexo solar (pecho). Este estrés, cansancio, autoexigencia hace que coma mal y muchos dulces. Todo ello responde a unos pensamientos rápidos que hacen que hable rápido, tenga despistes, falta de concentración y duerma mal y sobre todo que siempre esté a punto de saltarle a la yugular a alguien. No admite críticas ni constructivas ni destructivas, de hecho las vive todas como destructivas. La poca fuerza que le queda, la pierde cuando alguien le dice algo sobre su trabajo o pone en duda lo que hace y cómo lo hace. Entonces se siente muy insegura, perdida e insignificante.

Esto hace que su gesto postural y todo su cuerpo, se haga aún más pequeño y la respiración casi ni la sienta. Es un bucle infernal. De pronto recuerda lo que su entrenadora de respiración le dijo en su primera sesión: no importa lo que haces ni cómo lo haces, lo que sí importa es con qué grado de conciencia haces las cosas, es decir, ¿tienes conciencia del gesto que tu cuerpo adopta en cuanto te sientes pequeña e infravalorada? ¿Eres consciente de la rigidez de tus rodillas en cuanto alguien te propone algo nuevo o simplemente hay un cambio de planes en lo que querías hacer? ¿Sientes el no quiero que hay detrás de la rigidez de tus rodillas? Es decir ¿el miedo a perder? ¿a lo desconocido? ¿Puedes «sentir» la postura de tus caderas al sentarte y por tanto cómo fuerzas las lumbares? ¿Y cómo respiras cuando tienes miedo?, y la última pregunta que su entrenadora suele hacerle:¿cómo llevas tu alimentación?”…

Observar para identificar y evolucionar

Como Entrenadora Personal de Respiración y Liderazgo, te recomiendo que no seas duro/a contigo mismo/a en tus juicios de valor, pues quien no sabe más no está obligado a más tampoco. A partir de esta lectura tan sólo observa cómo te sientas, respiras y cuáles son tus hábitos alimenticios, y si quieres ir un poco mas lejos, recoloca tus caderas como en la foto, hasta que sientas que tu columna vertebral esta bien recta; entonces observa como el aire que inspiras puede oxigenar sin problemas tu estómago e intestinos, llenando mejor tus pulmones y notando su presencia en tu cuerpo. Si cierras los ojos sentirás una presencia interna que te ayudará a que el problema (estrés acumulado) lo percibas sin tanta intensidad mental, como si fuera más sencillo encontrar una solución, y si has realizado bien el ejercicio, notarás como se aligera la presión en el pecho que te provocaba la angustia. En esta nueva percepción, seguro encuentras la acción adecuada a tu pre-ocupación.

La pre-ocupación es energía mental y la ocupación es actitud corporal.

Acabas de dejar atrás el “No puedo” para experimentar el “Sí puedo”. ¡Felicidades! Tan solo con que practiques diariamente esta postura, estarás contribuyendo a cambiar tus hábitos nocivos por hábitos beneficiosos para ti tanto física como emocionalmente hablando.

Y si quieres ir más lejos en tu evolución personal, no dudes en contactar con un buen entrenador/a personal de respiración y liderazgo. Seguro que te guía bien.

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M. Angels Farreny
M. Angels Farreny

Coach e Investigadora de Re-educación Postural y Respiración

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